Historias que no llevan a ningún lado: Vicisitudes

Vicisitudes

Hace trece años entré a trabajar en una empresa, en la que iba a estar diez años. Empecé como cadete, trabajando en la mayordomía, una oficina básicamente dedicada a brindarles servicios a todas las demás oficinas de la multinacional.

Había muchos trabajos incidentales, pero también varios fijos; y todos más o menos teníamos tareas asignadas (algunos teníamos rutas fijas, otros estaban para lo que surgiera, otros para ambas). Uno de mis compañeros, que además fue mi amigo, tenía una tarea específica. Iba siempre al mismo edificio (eran varios), a la misma oficina, a llevar los mismos papeles. Como era habitual, todos teníamos que tener quién nos remplazara si algo pasaba. A mí me tocó aprender su trabajo, por las dudas.

Ahí descubrí que en la oficina a la que él iba a diario, había una chica que a mí me parecía de lo más linda. Averigüé su nombre, y en los pocos días que estuve yendo, hice todo lo posible para llamar su atención. Por supuesto, no funcionó. Intenté cambiarle el trabajo a mi amigo, pero por supuesto, la idea tampoco prosperó .

El tiempo pasó, y no volvi a ver a la chica. Algunos años después, a la vez que yo dejaba de ser cadete, mi amigo fue a trabajar a otra oficina, y después a otra empresa. Perdí contacto con él también. Seguí mi carrera dentro de la empresa, y el asunto quedó olvidado, perdido entre tantas situaciones similares.

En una de las oficinas en las que me tocó trabajar por unos cuatro años, conocí a quien sería mi novia durante cuatro años. Durante mucho tiempo salimos en secreto, mientras trabajábamos juntos en esa oficina, pero finalmente a ella la echaron. Algún tiempo después de eso rompimos. Seguimos en contacto un tiempo más, hasta que finalmente perdimos contacto. Sabía y sé positivamente que ella no tenía ninguna idea de quién era aquella chica, a pesar de estar trabajando para la misma empresa.

Unos seis o siete años después yo seguía trabajando para la empresa, pero en otro edificio, en otro piso, en otra oficina, con otro cargo. Un día como cualquier otro, fui a la máquina de café del piso, como hacía varias veces cada día. Ahí estaba aquella chica. Dudé al principio, pero concluí finalmente que en efecto era ella. El asunto me resultó por demás simpático, sonreía por dentro, y seguí en lo mío. Supongo que en los siguientes dos años (o un poco menos tal vez) nos habremos cruzado en los pasillos más de una vez, pero realmente no lo recuerdo, nunca le di demasiada atención al asunto, sinceramente.

Finalmente decidí irme de la empresa, días antes de cumplir mis diez años ahí. A excepción de una o dos personas, por cortos lapsos de tiempo, no tuve contacto con ninguno de mis ex compañeros. Cambié de rubro, de trabajo, y de casa. Lo único que mantuve fue un blog que había empezado estando en la empresa, del cual nadie tenía conocimiento.

Tiempo después, entre varios más, apareció un nuevo lector (o comentarista). Una cosa llevó a la otra, y terminamos intercambiando mails. No recuerdo cómo, pero finalmente llegamos a la conclusión de que cada uno sabía quién era el otro. Yo sabía que ella era esa chica que tanto me había gustado (aunque nunca se lo dije), ella sabía que yo era el muchacho aquél de señas particulares que iba a la máquina de café a diario.

El asunto nos resultó muy gracioso a ambos, y acordamos mantener el secreto. Le pedí expresamente que no le dijera a nadie quien se escondía detrás de mi pseudónimo, y ofrecí lo mismo a cambio. Así quedaron las cosas, y seguimos cruzando mails o chats de tanto en tanto.

Hace algunos meses me contó que, tras mucho tiempo de desearlo fervientemente, la habían echado. Nos reímos del asunto, y recordamos anécdotas, propias de quienes estuvieron años en la misma empresa, la mayor parte del tiempo, sin saberlo.

Ayer vi un comentario suyo haciendo mención a una reunión a la que había ido con su mejor amiga. Clickeé en el link, sólo para descubrir que se trataba de una foto en la que estaba aquella chica que hacía más de diez años me había gustado tanto sonriendo y brindando con la que, hace más de seis años, fuera mi novia.

3 comentarios:

Medias para Ojotas dijo...

El mundo es un pañuelo...

Subjuntivo dijo...

...usado.

Subjuntivo dijo...
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