Historias que no llevan a ningún lado: Que seas muy feliz y no tengas a quién contárselo…

Que seas muy feliz y no tengas a quién contárselo…

Nadie lo creyó nunca. He contado esta historia más de una vez, pero nunca la creyó nadie.
Era el séptimo grado, un día normal. El profesor, con tono misterioso, haciéndose el importante, dijo algo así como “Les tengo una sorpresa” o “Vamos a hacer una excursión!”, y yo, sin ningún motivo, o con alguno desconocido, dije: “Ahora dice que nos vamos a La Serenísima…”

“Vamos a ir a la fábrica de La Serenísima!"”


Lo intenté algunas veces, pero nunca nadie creyó esta historia…

No hay comentarios.: