Historias que no llevan a ningún lado: Ugi's

Ugi's

A mí Ugi's me da tristeza.

Hubo tiempos en los que fue, sino fuente de alegría, al menos un tanto más neutral. Desde mi temprana adolescencia, hubo siempre una Ugi's en mi amino. Así como la vida avanza y cambia, cambió el significado de Ugi's.

Ugi's, para quien pudiera no saber, es una cadena de pizzerías, producto de los noventas, de supuesta pizza a la piedra, a precios por demás populares. Quien no haya pasado al menos unos minutos extasiado mirando al maestro pizzero (un pobre laburante muy limitado, empleado en pobres pero dignas condiciones por un sueldo digno pero pobre) revolear la masa preamasada, hundir el cucharón en el balde de sosa salsa de tomates, empezar por el medio y con movimientos circulares extender el preciado elixir en círculos excéntricos, casi como un movimiento hipnótico, trocear y "espolvorear" el queso, supuesta muzzarela, y cargar el producto en una pala de madera para meterla en el orto, a la vez que se acomodaban otras, pues ese alguien tiene un gran vacío en su vida, aunque no lo sepa.

Ugi's produce sus propias masas, salsas y muzzarelas, y todos los locales son propios, no es franquicia. El hijo del dueño, y este, pasan cada día a buscar la recaudación por la mayoría de los locales, amén de algún otro empleado que se haya designado a la tarea a medida que los locales aumentaban —o disminuían— en número. Como digo, es un producto de los noventas, en donde muchos la pasaban bastante mal mientras otros, ciegamente, bastante bien. En cualquier caso, como cualquier evento de los noventas, es sólo comprensible realmente para quien estuvo ahí, acá.

Uno de los puntos que ganaba la simpatía de muchos, aunque pueda sonar absurdo, era un eslogan que venía inscripto en las cajas (que no venían incluidas en el precio, sino que se cobraban sólo cuando era necesario, para ser consistente con la idea de los precios populares) que decía algo así como "Sí a la pizza, no a las drogas". En un tiempo en donde las drogas empezaban a ser un problema mayor, y siendo que no tenían por qué, incluían esta inscripción en lugar de una promo de la marca: a mí me generó siempre simpatía.

Sin embargo, seamos francos, el verdadero atractivo que siempre tuvo y tiene Ugi's no es el eslogan, ni los locales, ni siquiera la pizza: es el precio. La pizza no es rica, aunque ha mejorado mucho con el tiempo, los locales son pasados de minimalistas, en general con un sólo empleado que oficia de todo, con sillas vetustas que cumplen la función, y mesas igual, con una limpieza correcta que no despunta, con un servicio que se limita a pizza vendida de a cuartos, no de a porción, en versión común (tomate) y, si tiene uno suerte de dar con el local correcto, cebolla, y, como digo, precios módicos, asequibles.

Cuando yo era adolescente, y empezaba a salir, el dinero escaseaba. Mucho. Hablamos de unos catorce. Incluso un tiempo después, cuando empecé a trabajar, la disponibilidad de dinero era muy limitada, y el dinero, cosas de la casa que merecen otro post, no se usaba con gusto si era para comer. De modo que comer, cuando no podía hacerse en casa, debía ser de lo más económico. Y en las salidas, en las juntadas con gente, en los desayunos a las cinco de la mañana, en la previa a la fiesta, en los momentos que fueren, y teniendo en cuenta que nosotros andábamos siempre por San Telmo o por el centro, la Ugi's era perfecta, y casi una obligación.

Y así pasé muchas noches de muchos años de adolescencia comiendo en Ugi's, entre risas. Era un oasis, un refugio. Albergue del lumpenaje de la noche, y de nosotros, que en algunos instantes era lo mismo, las Ugi's nos cobijaron muchas noches, y muchos buenos momentos pasamos. En el fondo, siempre a regañadientes, yo creo, porque a nadie le gusta saber que no puede más que, pero con alegría porque a esa edad muchas cosas no importan tanto, y uno se queda con la felicidad de saber que al menos un cuarto de pizza, si tiene hambre, puede comer, qué tanto...

Incluso cuando la secundaria terminó, y todo cambió (porque cambia todo con el fin de la secundaria), la Ugi's siguió compañera en mis años de cadete. Si bien en general me daban de comer en el trabajo (el jefe sabía de nuestra condición, y se las ingeniaba para conseguir comida a diario; pero esto ya fue explicado en otro post) había días en los cuales, por falta de tiempo o por lo que fuera, había que comer en el camino. Ugi's, entonces.

El tiempo pasó, casi desprevenido, y en mi tierna juventud, empezando mis veintis, me aburguesé. Es más complejo, pero digamos que me aburguesé. Tenía el dinero, sin exagerar, para comer en otros lugares. La Ugi's quedó un tanto relegada, tal vez de vez en cuando en algún almuerzo u ocasión especial, pero no mucho más. Y sin embargo, siempre que pasaba por una Ugi's, miraba para adentro, si bien no con la ñata contra el vidrio, un algo así, si pueden entenderlo.

Pasaron unos cuántos años más, y dejé aquel trabajo, y varias cosas más cambiaron, y la economía también. Dos de los tres días que iba al colegio (a trabajar, claro) tenía un pequeño rato en el medio, después del profesorado. Y el bolsillo flaco, para no perder la costumbre. En otra épocas (insisto en referirme a un post anterior) habría decidido no comer, pero ir a dar clases con la panza vacía es muy difícil. De modo que había que buscar comida decente y barata. Ugi's.

A dos cuadras del profesorado, de camino al colectivo que tenía que tomar para ir a trabajar, había una Ugi's. Habría a las once, y yo pasaba cerca de las doce, o doce treinta. No había nadie. Es muy temprano para comer, pero yo no tenía otro rato, y además después del alimento me restaban unas cuadras por caminar, un viaje por hacer, llegar con tiempo al colegio, y tratar de digerir para no quedarme dormido en la clase. 

Este local, como dije, tenía un sólo empleado, que hacía todo. Y habitualmente, era él en todo eso, y yo comiendo, no mucho más, ni nadie más (a veces venían algunos chicos de un colegio cercano, o algún parroquiano, pero no no muy seguido; y en cualquier caso, tomaban su pedido y comían en una mesa). Yo comía, sabe quién por qué, en la barra. Y tanto va el cántaro a la fuente, que termina haciendo migas con la pizza, y con el señor que administra el despacho. 

El señor era joven, más joven que yo, tenía una mujer, un hijo, y quién sabe qué más, además de sus penurias económicas. Mi espíritu bolchevique, zurdoide, proletario, me acercó al señor, y terminamos entablando una relación de una o dos veces por semana, en la que, entre bocado y bocado y cliente y amasada y cosas varias, charlábamos de la vida. Si alguno tiene un espíritu Arltiano lo entenderá fácilmente, y si no, es en balde que intente explicarlo.

T así pasaron muchos días de ese año, con este muchacho que recuerdo mucho, aunque no su nombre. Un día, que fui como siempre a lo mío, no estaba más. Me dijeron que no sé qué, que si lo habían cambiado de sucursal, o había renunciado, o lo habían despedido. No volví a ese local.

El tiempo, algún tiempo, pasó, y no comí mucho más en Ugi's. Me mudé, también, y cuando uno se muda, todo cambia. Y cambió el barrio, y había una Ugi's cerca, pero no era el momento, no había necesidad, no había lo que había que haber; y sólo una vez fui a ese local, y no me sentí tan en casa como esperaba, y no volví.

Y pasó un poco más de tiempo, y todo cambió, y me mudé, y todo cambió. Y ahora tengo una Ugi's en la puerta. En la puerta. Le paso por la puerta cada día, la puedo ver desde la ventana. Y nunca entré, todavía. Y cada vez que paso —cada vez que paso— miro para adentro, como antes hacía, como siempre hice, y no sé si será por su decoración minimalista, por su empleado único multifunción de sueldo digno pero pobre, o por la pobreza —se dice humildad— de quienes comen allí, o por un espíritu nostálgico de los noventas, o por la calidad de su pizza, o por quién sabe qué otra cosa, pero lo cierto es que me da tristeza. Ugi's me da tristeza.

6 comentarios:

¡Mondoke! dijo...

buenísimo lo suyo. Por estos pagos no es tan así, quizás algún pizza libre en el que hemos ido varias veces a comer con amigos, pero no mucho más. De vuelta, buenísimo lo suyo.

Juan Solo dijo...

Tal vez por las mismas razones que vos (o no, o no del todo), yo le tengo mucho cariño a Ugi's. Cuando me mudé al centro entablé con ella una relación que existía, incipiente apenas, cuando vivía en Ituzaingó y la visitaba antes o después del tren, frecuentemente de noche. Ugi's era "la capital", el centro, Buenos Aires. Y lo sigue siendo. Y yo quiero mucho a Buenos Aires, y quiero lo mismo a Ugi's. Cuando vaya a tu casa te convenceré de comprarle a Ugi's una o dos pizzas como para complementar la cerveza. Sabelo.

Subjuntivo dijo...

Mond, vengasé, yo le invito una Ugi's, con gusto!

Solo, esa noche merecería un post aparte, eh..?

Abrazos,
S.

Unknown dijo...

Yo trabaje en ugis 12 años y ugis es de los 70 más te digo la primera sucursal fue en tacuari y Rivadavia para el mundial 78 y en los 90 tuvo éxitos cuando puso los 20 aniversario y la pizza costaba 1.8 ahí se iso bien famosa eyos va el dueño que murió fue el creador de la pizza ala piedra en Argentina la trajo de Estados Unidos aya también tenía ugis ... pero todo el tiempo que trabaje ahí me quedo con los mejores recuerdos de mis clientes amigos que tenía con unos cuantos quede de amigos y estamos en contactos siempre ugis lo que tenía de bueno era que trabajábamos solos y asiamos amistad con la gente yo me casé y tube hijos con una clienta que iba a ugis y muchos compañeros también yo ahora soy dependiente de mi mismo tengo una pizzería y soy mi propio dueño bueno te dejo un habrazo grande gracias por ser amigo de alguien que trabajo en ugis

Subjuntivo dijo...

Muchos datos que no tenía, muy bueno!
Y muy buena la historia de la clienta, tu mujer ahora, y de que hayas logrado independizarte!
Capaz todos los que laburaron y comieron en Ugi's, sin saberlo, de alguna manera, somos amigos.
Abrazo!

Nicolas dijo...

Me pasa eso.. lo veo desde afuera y veo tristeza.. desidia.. y alguna vez comi y no es mala.. pero la gente se alimenta por el precio... es lugubre.. el pobre pizzero atado a su rutina y la gente, sola en su mayoria.. llevando algo al estomago para seguir,cada uno en su rutina diaria... es triste.